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El power mexicano

Hoy por hoy nos encontramos en un periodo de desilusión ante la falta de cumplimiento de promesas por parte del sector público, hay problemas acumulados, claro que estamos viviendo una gran crisis y esto no se debe solo por lo ocurrido en Ayotzinapa, más bien esto solo es otra pequeña gota en un vaso que está a punto de derramarse. La línea de desigualdad entre niveles socioeconómicos cada vez es más notoria, existe una ausencia de justicia, la economía no crece lo que debiera, hay más negocios informales e ilícitos y a esto se le suma el claro vinculo entre políticos y delincuencia organizada.

La inseguridad crece a pasos agigantados, la falta de valores en la sociedad aumenta, los partidos políticos solo buscan errores ajenos y/o culpar a sus contrarios.

En mi percepción, comulgo con la idea de que en México tenemos un sistema de gobierno honesto inexistente, mucho menos fuerte, y creo que la democracia dio un paso atrás, al igual que la repartición de poder a la ciudadanía. Hay un sentimiento de desamparo y angustia, y los interminables pleitos entre la clase política mexicana -partidos y gobernantes- solo están provocando e incitando a que se proceda con indignación y por venganza; Elena Poniatowska lo escribió: “ojo por ojo, diente por diente; el no vengar es señal de cobardía en México.”

No entiendo ese tipo de pensamientos, que acaso incendiando ¿van a vengar la muerte de un hijo? Y definitivamente tampoco van a resucitarlo, únicamente se están cometiendo más actos que son horribles e irreversibles. Por otro lado, lo que si entiendo es el rechazo al cinismo y a las “nulas” respuestas de algunas instituciones del mismo gobierno -que solo insultan nuestra inteligencia- el ver que ya no nos conformamos con soluciones mediocres, a exigir y comprometerse con la causa y dar soluciones estratégicas.

Me da gusto que exista un gran interés por la situación del país, que se esté perdiendo la indiferencia y el conformismo de la población y se generen opiniones y propuestas. La sociedad civil se está organizando, ya no se niega o evade la realidad y se está demostrando que sí se ha tomado conciencia de lo que ocurre.

Aún tengo esperanza en el Estado y en las instituciones, en la democracia y sobre todo en la sociedad; ¡hay que salvarlos! Depende de nosotros y si cada uno contribuye desde su trinchera rescataremos a nuestro país logrando que salga adelante. Los mexicanos tenemos una enorme ventana de oportunidades y recursos para mejorar, no hay que desaprovecharla una vez más -no es el primer despertar por la paz y dignidad que México ha tenido, recordemos a los zapatistas, a los 132, a las víctimas de Movimiento por la Paz- usemos este momento histórico a nuestro favor, porque si volvemos a la aparente tranquilidad nos etiquetaremos al cierto dicho de: “todo pueblo tiene el gobierno que se merece”.

¿Cuál será el modo correcto para exigir que actúen en beneficio de la sociedad mexicana? ¿Violencia? ¿La renuncia del Presidente? ¡No lo creo! Claro que se debe seguir demandando justicia, soluciones y resultados porque bien es cierto que ya no nos pueden engañar y menos manipular, y ahora si ¡Que se sienta el power mexicano! Solo recuerden que existen rutas y formas más eficaces como el proponer, ejerciendo una participación ciudadana responsable, para evitar el perfecto caos.

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