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Cultura de género

Hace muchos años una gran mujer era la que se quedaba en la casa, tenía muchos hijos, era una excelente cocinera y tenía orden en el hogar. Los tiempos han cambiado y en la actualidad una gran mujer también es la que aporta a la economía familiar, es la que se valora, es la que puede decidir, es la que puede o no puede hacer una familia, es la que trabaja pero también es la que comparte con su pareja.

Sin embargo aunque el papel de las mujeres ha cambiado, aun tienen en sus manos el cuidado de la casa, de los niños, de los adolescentes, de los enfermos y de los ancianos. Y eso no se está resolviendo, no se está dimensionando ese cambio tan profundo en las relaciones de familia, no se están haciendo políticas públicas suficientes y muchos menos se está destinando la inversión presupuestal pública y privada para poder encargarnos como sociedad, empresa, gobierno, familia o comunidad y hacer frente a esta problemática que se quedo en la congeladora.

Vean las estadísticas, es claro que las mujeres están dejando de tener hijos, sacrifican ser madres para poder desarrollarse profesionalmente, algunas hacen acuerdos con su pareja para no tenerlos o tener solo uno y otras los están teniendo muy tarde lo que genera situaciones complicadas. Ya no es un tema de voluntad, no es un tema de si queremos o no queremos, hay un techo de cristal que en algún momento no permite a las mujeres desarrollarse porque al hacerlo tienen una responsabilidad que no se está compartiendo o remunerando, porque ser ama de casa es un trabajo que cuesta y mucho, según algunos estudios se ha medido ese trabajo domestico y costaría cerca de 20,000 pesos mensuales.

En México en unos años más vamos a tener un grave problema, por ejemplo, ahora que las mujeres están teniendo hijos más tarde se juntará la madre anciana, enferma y el niño chiquito al mismo tiempo para ser cuidados. Y entonces, cómo le vamos a hacer, sí como sociedad estamos permitiendo la imposibilidad de que las mujeres puedan desarrollarse plenamente en todos sentidos.

¿Cómo iniciar con ese cambio? La iniciativa privada puede empezar por promover como parte de sus políticas internas el cuidado de los hijos igualitario, políticas de flexibilización, de medio tiempo, políticas que permitan facilitar la negociación de la vida en pareja para que sea compatible con la vida laboral y familiar, hacen falta más permisos paternos y lo más importante, tampoco se puede seguir tomando decisiones si no hay mujeres sentadas en esa mesa.

Es un buen momento para el reconocimiento del liderazgo de las mujeres, que participen y sobre todo que opinen y propongan donde se deben poner los presupuestos para hacer políticas públicas de trascendencia y sobre todo más transversales, que visualicen espacios para adultos mayores y para niños mientras ellas salen a trabajar.

Esas propuestas no son feministas, ni buscan beneficiar únicamente a la mujer, al contrario beneficiarían al hombre, a la familia, a las empresas y por ende a nuestro país.

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